martes, 24 de febrero de 2015

CAPÍTULO V

¿En realidad es necesario realizar grandes hazañas para aparecer en los libros de caballería y volver loco de remate a un señor con lo que a mi parecer tenía pocos quehaceres?
O bien si formulamos la pregunta para una actualidad más inmediata, la pregunta sería la siguiente:

¿En realidad es necesario realizar grandes hazañas para ser reconocido mundialmente y cautivar a cientos y miles de personas que deseen conocerte y poder ser algo parecido a ti?

Esta pregunta he de suponer que me vino a la mente, en el momento en el que Don Quijote recordaba al marqués de Mantua (personaje aparecido en una tragicomedia de Lope de Vega), recitaba un romance, deseaba ardorosamente ser alguien parecido a ese marqués. Pero ¿y quién deseaba ser el labrador, el buen hombre? ¿Por qué ese continuo rechazo a la sencillez?

El problema que he podido encontrar aquí es que Don Quijote localiza a sus héroes en personajes lejanos, fuera de una realidad tan cercana como la que en ese momento podía vivir y es que en  verdad los grandes héroes de la historia no son los que aparecen en los libros de caballería, ni siquiera en los libros de historia porque allí solo se guardan unos cuantos nombres y se mitifican, pero los que no son mitificados, los que en verdad ayudan al prójimo, extienden su mano, sacrifican su tiempo, ponen su esfuerzo y su mejor sonrisa, son los que deberían ser reconocidos porque ellos son los auténticos héroes, y no de la generación de Don Quijote sino de todas las generaciones que ha vivido la historia.

Fue entonces cuando recordé al Ernesto Guevara, considerado para algunos como un mito, un héroe, un luchador, un defensor de los ideales pero detrás de él, está claro que habría otros muchos que no hablarían tan bien, o que ni siquiera pudieron vivir lo suficiente para hablar, pero que también han sido héroes, que dieron su vida por salvar al de al lado, que salvaron al mismo Guevara, porque una persona sola nunca va a poder sobrevivir al ataque de un “imperio”, necesitan mucha más gente, pero, ¿y toda esa gente?, ¿a ellos no se les recuerda?, ¿no existe un lugar en la historia para ellos?

Y si fuese esto así, entonces que cruel el destino que recuerda a quien quiere solo por fortuna. El esfuerzo, la perseverancia o los ideales parecen  no servir de nada para un destino que parece estsar marcado por la suerte, por una ruleta rusa que no siempre salva u ofrece la gloria y la fama al más justo y noble, simplemente la deja girar al antojo de la misma…

domingo, 22 de febrero de 2015

Spanglish

No es que esté en contra de ningún tipo de idioma ni forma de comunicación pero, claramente, tengo preferencias idiomáticas, y el Spanglish no es una de ellas...

En cuanto al fragmento del Quijote en Spanglish que ha adjuntado una de mis compañeras con su entrada me parece bastante "chirriante".

"In un placete de la Mancha of which nombre no quiero remembrearme, vivía, not so

 long ago, uno de esos gentlemen who always tienen una lanza in the rack, una 

buckler antigua, a skinny caballo y un grayhound para el chase. A cazuela with más

 beef than mutón, carne choppeada para la dinner, un omelet pa’ los sábados, lentil 

pa’ los viernes, y algún pigeon como delicacy especial pa’ los domingos, consumían 

tres cuarers de su income."



Chirriante: def. se dice de un sonido emitido al rozar un objeto con otro, el cual resulta agudo, estridente y desagradable.

Es decir, creo que con eso he dicho todo, la mezcla RARA de Spanglish para la literatura clásica no me parece una buena forma de reinventarla, sin embargo : 

¿HAY ALGUNA?

No lo creo.

Como bien ha dicho una de mis compañeras nos declaramos enemigos acérrimos de la literatura clásica. Pero, seamos serios, ¿a quién le gusta que le obliguen a leer una historia poco atractiva, normalmente aburrida, complicada de entender y en castellano antiguo? Sinceramente, creo que a poca gente, suponiendo que le guste a alguien...

En conclusión, no creo que el autor lo haya hecho con la intención de mofarse pero, en mi opinión, creo que lo ha logrado.

Rocío P.


jueves, 19 de febrero de 2015

CONFIANZA VS. ARROGANCIA (Comentando la entrada de Alba)

¿Qué son? 

Confianza:

Seguridad en uno mismo o en las propias cualidades

Arrogancia: 

Altanería, soberbia o sentimiento de superioridad ante los 

demás


Mi opinión

Estoy de acuerdo en que no hay nada mejor que la confianza en uno mismo. De hecho, os recomiendo echarle un vistazo a este artículo:

http://www.franciscoalcaide.com/2012/07/10-habitos-para-cultivar-la-confianza.html

Sin embargo, creo que un exceso de confianza en uno mismo tampoco es bueno, pues puede llevarnos a grandes fracasos.

Por ello, me he informado de opiniones más expertas que la mía. Por ejemplo, Karen Horney en "La teoría de la neurosis" define la arrogancia como el producto de la compensación que ocurre en el ego por tener una autoimagen inflada. De esta manera, la persona pretende ejercer los derechos que cree tener por la importancia que se atribuye a sí misma, basada en su autoimagen; mientras que los demás lo ven y reconocen por lo que es.

Esto ha hecho que me dé cuenta de lo importante que es que seamos conscientes de la realidad, de nuestras propias capacidades y limitaciones... Lo que me lleva a la misma conclusión a la que he llegado muchas otras veces: No todo en esta vida es blanco o negro, hay una inmensa escala de grises. Es decir, no debemos ni subestimarnos ni sobreestimarnos.







Para despedirme aquí os dejo una foto de Karen Horney y el enlace de la wikipedia sobre esta mujer, por si queréis curiosear, pues al leer sus artículos pensé que era contemporánea nuestra debido a sus estudios y su forma de pensar y me sorprendió bastante que viviese durante los siglos XIX y XX.






http://es.wikipedia.org/wiki/Karen_Horney



Rocío P.

lunes, 16 de febrero de 2015

Tempus Fugit



"[...] Y echaba la culpa a la malignidad del tiempo, devorador y consumidor de todas las cosas, el cual, o la tenía oculta o consumida."

Así se habla en uno de los capítulos de nuestro querido Quijote del efímero y retorcido tiempo.

En el mismo se le califica de "devorador","maligno", "consumidor".., y es que el tiempo es devorador de segundos, minutos, horas, días y años. Maligno, pues su paso no deja indiferente a nadie, destacando así su poder igualatorio, que burla todo estamento, clase social o estatus impuesto por el ser humano. Capcioso, pues en el momento en que nos queremos dar cuenta de nuestro presente, éste se nos ha escapado, volatilizado, esfumado, evaporado o escapado, al igual que lo hace la fina arena de la playa entre nuestros dedos; convirtiéndose así en nuestro pasado. De la misma manera ocurre con nuestro futuro, que en cuanto lo mencionamos o lo nombramos se convierte en nuestro presente y, a su misma vez, en nuestro pasado... Otros lo han calificado como cruel, pues sin piedad arranca de nuestras vidas la juventud, la belleza, aquellos a quienes más queremos, la propia vida... Es consumidor de momentos e instantes, pero siempre haciendo gala de su relatividad, porque como tan pasajeros y fugaces se hacen los momentos de gozo, así de interminables y tediosos se hacen aquellos de dolor, sufrimiento y hastío.

Se habla del tiempo, gran enemigo, contra el cual luchamos a cada momento, siempre intentándolo estirar, aprovechar y prolongar al máximo. Nuestra lucha diaria contra él se demuestra en muchos pequeños detalles, ¿o no se anuncian en la televisión constantemente cremas anti-edad que prometen la eterna belleza y juventud? ¿No se habla de infinidad de gadgets, aplicaciones, servicios y empresas de cualquier tipo que “ahorran tu tiempo” para que “lo puedas emplear en los que más quieres”? ¿No vamos siempre con prisas, sin detenernos a mirar a nuestro alrededor, olvidando los pequeños detalles de los que hablaba en la entrada anterior?


Juventud eterna






El tiempo, que desde el principio de los principios ha sido tema estrella en la literatura, la cual ha intentado combatir el olvido con una delicada lírica, como las Coplas de Jorge Manrique; y hacerle honor por su grandeza, como Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carrol.








Se han intentado encontrar fórmulas para derrotarlo: las máquinas del tiempo, temática de muchos libros (La máquina del tiempo de H.G. Wells), películas ( Kate & Leopold de James Mangold); la fama, usada con la finalidad de hacer pasar el nombre propio a los anales de la historia, como lo quiso hacer Alejandro Magno; grandes construcciones, como el Taj Mahal, una de la siete maravillas del mundo cuya finalidad era demostrar al mundo el inmenso amor que sentía Sha Jahan por su esposa Mumtaz Mahal, y así, generación tras generación, no se olvidase su bonita historia de amor...

















Al fin y al cabo, volvemos siempre a donde estábamos al principio, donde el ser humano intenta, en su búsqueda de la verdad, comprender este fenómeno que es el tiempo, y CONTROLARLO, porque tenemos una naturaleza que nos empuja a querer tener todo bajo control (por ejemplo los rumores y “cotilleos”, de otra entrada previa).

Mi pregunta: ¿Consideras al ser humano de naturaleza controladora? ¿Por qué? ¿Es esto un aspecto bueno o malo?

Rocío P.


martes, 10 de febrero de 2015

CAPÍTULO III

Es aquí en este capítulo, donde a pesar de que Don Quijote comienza de forma abrupta su lucha contra todo el que se le ponía por delante para obtener su meta (armarse caballero), consigue finalmente que el ventero para deshacerse de él, le arme caballero.


Tras esta lectura lo que más a destacar ha podido mi intelecto, es esa valentía que en todo momento muestra Don Quijote, quien lucha por sus ideales a capa y espada.

Algo que me ha sorprendido gratamente ha sido el momento donde, por ejemplo, Don Quijote le da el título de doña a dos prostitutas quienes para Don Quijote sin tener conciencia de ello, les da el valor que toda persona se merece, ese valor que actualmente llamamos dignidad y que toda persona debe de tener como derecho inalienable desde que nace. No es que llamar de don a alguien sea darle un título muy significativo ni nada parecido, es a mi gusto algo mucho más metafórico, que trasciende de lo que a simple vista parecía y que al meditar da otra impresión totalmente distinta.

Y al finalizar la lectura es donde ha venido a mi memoria esa clase de filosofía tan reveladora que hoy he podido disfrutar.
Mi discusión se cierne sobre los ideales y la lucha por ellos. Pero si los ideales son justos, están basados en la moralidad humana, en la lucha por lo que para Don Quijote es la verdadera forma de obtener un mundo justo, ¿es legítimo dar lucha por ellos para cambiar lo que hasta ahora para él no era justicia? ¿Es justo dar su vida por lo que para él es su única motivación real? ¿Si la lucha por algo que a ti te mueve a cambiar hacia un mundo mejor conlleva numerosos daños colaterales merece la pena? ¿Existe forma alguna de cambiar la realidad injusta a algo más moral sin derramar sangre? ¿Si existe, es posible hacerla?


domingo, 8 de febrero de 2015

Capítulo VI

Unos de los capítulos que me he leído ha sido el capítulo VI.

Un capítulo en el que el Quijote llega de vuelta a su casa tras unas cuantas andadas y un tanto maltrecho. Es entonces cuando el cura y el barbero, amigos de nuestro protagonista, deciden y comienzan a quemar la razón de su locura: los libros, con el fin de evitar que su amigo perdiese los últimos resquicios de cordura que le quedaban... 

Y así comienza una larga y densa lista con todos los libros que deciden quemar o salvar... 

En este momento he pensado dos cosas:

¿Qué clase de capítulo sin sentido es este?

¿En serio me están relatando libros y autores de los que jamás he oído hablar y de los que me olvidaré al segundo de leer?



Con este pensamiento y crítica llegué a clase y se lo comenté felizmente a la profesora. Ana, un poco sorprendida al principio, me respondió, segura de todas sus razones, que era una especie de biblioteca que intentaba recrear Cervantes (algo difícil para este tiempo, pues la mayoría eran analfabetos y se tendía a ignorar la cultura). También me comentó que el autor, con esto, pretendía realizar una crítica a la “censura” de esta época, aprovechando a su vez para volver a enfatizar su animadversión hacia los libros de caballerías (uno de los principales propósitos de su obra). 

En este momento comencé a pensar... Y fue entonces cuando me di cuenta de lo que nos cuesta fijarnos en las pequeñas cosas, en los pequeños detalles, en su valor real y lo “criticones” que somos, pues enseguida tenemos una opinión pero pocas veces una reflexión...

Porque como dice uno de mis profesores, vivimos en OPINOLANDIA. Tenemos opiniones para todo y para todos, pero son simplemente eso, OPINIONES. Las cuales suelen ser superficiales, triviales, banales, superfluas... jamás pensadas o reflexionadas. Prácticamente decimos lo que se nos pasa por la cabeza, sin realmente pararnos a reflexionar sobre lo que estamos diciendo, siendo inconscientes de las consecuencias de nuestras palabras, que a veces pueden ser bastante duras...

Porque si de verdad observásemos esos pequeños detalles...Veríamos esa pequeña sonrisa, dedicada un lunes por la mañana. 

Si los escuchásemos, oiríamos, en ese día gris casi negro, nuestra canción favorita sonando en la radio.

Si los saboreásemos, tendríamos el placer de degustar esa rica tortilla de patatas casera hecha por la abuela...

Si los tocásemos, notaríamos la suavidad de ese jersey que te has puesto por la mañana, y que te recuerda al suavizante que usa tu madre...

Si los oliésemos, percibiríamos el olor de un rico pastel, preparado para dar las gracias, para pedir perdón, ¿qué importa?, cualquier noble razón...

Porque un simple "Buenos días" o un "Hola" en lugar de un "Adiós" son capaces de dibujar un hoyuelo en alguna mejilla...

Porque si nos preocupásemos por tener un detalle con aquél que nos saluda todas las mañanas, aquel que a veces no le devolvemos ni el saludo por vergüenza, por nuestro mal humor... 

Porque si tuviésemos estos sencillos gestos, que no cuestan, nos mostraríamos más humanos, demostraríamos a esa persona que saludamos que estamos ahí, que la vemos, que por lo menos la tenemos en consideración...

Esto ocurrió en Noruega y nos demuestra la grandeza de estos gestos tan pequeños:


                                




                       "POR ESE PEQUEÑO DETALLE QUE TE ALEGRA EL DÍA"





Rocío P.

sábado, 7 de febrero de 2015

Otros blogs...

Hoy he empezado el día con el pie izquierdo...Y a decir verdad lo último que me apetecía era ponerme a leer y a pensar qué iba a decir sobre los capítulos que me he ido leyendo, intentar extraer las emociones que me inspira el Quijote...


Sin embargo, por curiosidad, he empezado a mirar los blogs de mis otros compañeros y curiosamente me han alegrado el día...

La entrada del blog de Carmen y Alba "EL CALOR DELVERANO NOS VUELVE LOCOS", me ha hecho recordar muchos buenos momentos de esta época estival, que poco a poco me han logrado sacar una pequeña sonrisa. Y es que el calor del verano muchas veces nos vuelve locos, pero como ha dicho Alba: "LAS MEJORES PERSONAS LO ESTÁN".


VERANO: Esa sensación de libertad, de no tener que hacer nada...
 


La sensación de la arena rozando mi piel movida por el aire, esa sensación de tostarse al sol mientras notas cómo se absorbe la pringosa crema que tu madre te recuerda ponerte cada media hora: "¡Échate cremaaaa, que el sol es muy peligroso y te vas a quemar!!"; esas risas interminables provocadas por los "sulfuramientos" de mi amiga al perder en su juego favorito en las cartas... Los gritos por las peleas de agua, esas noches interminables en las que agradeces la mínima brisa de aire que apacigüe el sofocante calor que se siente, esas otras noches de las que mejor no contar esas "aventuras" vividas con los amigos... En fin, tanto buenos momentos se acumulan en esos efímeros capítulos de mi vida...

Y otra forma curiosa de ver el verano por Dani Rovira (uno de mis humoristas favoritos con uno de sus mejores monólogos) que espero os alegre el día si tenéis uno malo, o al menos sacaros una sonrisa:

"PORQUE LA RISA ES LA MEJOR MEDICINA: SONRÍE"






Aquí os dejo el enlace, disfrutad:





En cuanto a la entrada de Carmen Fuentes, me ha surgido una duda:


¿POR QUÉ EL SER HUMANO ES TAN COTILLA?



Muchas veces no nos damos cuenta, pero vivimos muy condicionados por lo que se pueda pensar de nosotros; incluso vivimos para saber lo que hacen los demás...


Pero, ¿Hasta qué punto es esto bueno? ¿Esto nos lleva a una vida mejor? 

Yo creo que no, pues como bien dijo mi compañera Sofía: "El fin del ser humano es la felicidad" (un punto de vista de la vida bastante hedonista, que busca el placer y evita el dolor); y normalmente aquellas cosas que nos hacen felices, son bien criticadas... Y finalmente, "El qué dirán..." nos achanta y coarta nuestra libertad, privándonos de esa esencia de la vida que es EL PLACER DE DISFRUTARLA... O dicho en otras palabras de aquellos personajes que todos conocemos y adoramos:

"PORQUE LA VIDA ES CORTA, DISFRÚTALA"


¡Esto es todo amigos! - Bugs Bunny ;)

Rocío P.

lunes, 2 de febrero de 2015

CAPÍTULO I

Lo primero a destacar del primer capítulo es indudablemente esa frase que tan conocida es por España y por el mundo: "En un lugar de la mancha de cuyo nombre no quiero acordarme...".


Aquí localizamos al señor Quijada como ese amante por los libros de caballería que deja todo su dinero en conseguir cuantos más libros mejor para poder conocer esas andanzas de aquellos caballeros, que le llevaron a la locura de insertar de un momento a otro, la ficción de los libros en la realidad más cotidiana. Y fué aquí en uno de sus delirios en los que decidió empuñar sus armas viejas y muy pesadas, y junto a su caballo, Rocinante, comenzar así sus aventuras. Pero antes era necesario encomendarse a una dama llamada en esos tiempos Aldonza Lorenzo. Pero él decidió buscarle un nuevo nombre a su dama y la apodo como Dulcinea del Toboso. Y así cambiando el nombre del caballo y de la dama finaliza este primer capítulo. 

En este primer capítulo se extrae la poca cordura que en Don Quijote aún queda porque a sabiendas de cual es la realidad más inmediata, él decide cambiar el nombre a su caballo y a esa mujer para intentar que su mente de forma consciente entre en ese cúmulo de locuras e imaginación propiciadas por los libros de caballería. Y es desde aquí donde se puede localizar esa continua crítica a la perversión de los libros de caballería que más que entretener al pobre Don Quijote lo llevan a cometer innumerables locuras a lo largo del libro. Por otro lado se destaca la bondad del pobre Alonso Quijano hacia la vida intentando convertirla en un mundo algo más amable de lo que a simple vista se puede extraer. Seria algo parecido a las utopías que el mundo actual nos muestra, son esas utopías las que han llevado al avance de la sociedad y es por ello por lo que aquí se muestra esa necesidad de cambio radical de un mundo que a este pobre hombre no le da la suficiente felicidad, ya que al fin y al cabo la última meta del hombre es vivir felizmente ese lapso de tiempo que aquí pasa y da igual como se haga, ya que en este caso el fin justifica los medios cuando los medios son únicamente el amor hacia un mundo algo más humano. Y así es como decía Agustín de Hipona: "Ama y haz lo que quieras". Don Quijote aquí solo esta amando ese reflejo del mundo en el que a el le gustaría vivir basado en la parte más noble y caballerosa de todo ser humano.